26 de diciembre de 2013

Tempestad

Hace tiempo que he perdido
la manera de contarte 
que a este lado de la vía, la vida 
sigue igual de cobarde 

que se me arrugan los días,
y acumulo las cenizas 
donde antes había aire. 

Hace tiempo que me cuesta imaginarme 
llevando poemas al baile
curando con palabras las heridas 
ni siquiera,
con tus palabras las mías. 

Y el rumor de la duda 
recorre la certeza 
cada día mientras fumo y dudo
y fumo 
y dudo 

y dudo...

Hace tiempo que me cuesta acostumbrarme 
a esta tempestad constante 
que a veces se vuelve plomiza
cruel; y otras 
débil, sencilla 
                       casi baladí 

y solo me veo recogiendo briznas de orgullo 
en aquel diciembre 
por las calles de París. 

Como si el tiempo entre dos inviernos 
hubiese pasado sin pasar, 
y se hiciera mía 
cada herida de tu lucha;
como si los parches de tus te quiero 
los hubiera arrancado el viento 
de esta 
constante tempestad. 

Por eso 
hace tiempo que me cuesta encontrarte
verdades en la piel,
y allá donde busque 
solo está el sonido atronador de tus aullidos 
quemando mis oídos 
en la ciudad triste de Madrid. 

27 de octubre de 2013

Se me escapó el alma en el último suspiro

Te vi 
bajar la guardia en aquel segundo maldito 
que te arrastró al lugar 
de las cosas perdidas 

Y besé
tus dedos ensangrentados de recomponer 
a tientas 
el espejo roto de la memoria 
para encontrar a penas su rostro 
rasgado a contraluz. 

9 de septiembre de 2013

A pesar de las mareas

Te estoy besando más lejos.

Allá donde el invierno del mundo se volvió eterno 
para todos los que jugaron y perdieron en un enero. 

Donde la razón y el corazón separan sus caminos 
y el silencio se vuelve abismo, y el abismo 
sordo ruido. 

Entre la cicatriz y el recuerdo, yo te beso
para curar esa manía tuya de entregar la piel al presente 
y dejar tu alma en pasado.

Allá donde se pierden las batallas, se ganan lecciones 
se aprende a naufragar y se olvidan rostros con nombre. 

Donde el rumbo y el viento rara vez se ponen de acuerdo
y asustados gatos se dejan la vida en los tejados 
maullando tu nombre. 

Entre la piel y los huesos, yo te beso 
para escupirte a la cara que no me asustas ni me asusta 
el sabor a derrota de tus pesos. 

Te estoy besando más fuerte. 

Te estoy perdiendo más lento. 

Te estoy queriendo más, 
               a pesar de las mareas.